martes, 3 de junio de 2008

Cocina de Beijing

La simple mención de la cocina pekinesa conlleva imágenes de jugosos patos laqueados y suculentos banquetes de rollos de primavera, pollo terciopelo y suaves salsas de frutas envinagradas.

La escuela de cocina de Beijing hoy día se distingue más bien por su moderación, con sabores ligeros y elegantes. En lugar de una sazón fuerte, el cocinero pekinés prefiere usar el ajo, los chayotes y los cebollinos para saborear sus guisados.

La cocina de Beijing es conocida por sus pastas, sus frituras explosivas, sus salsas picantes, sus sabrosas y nutritivas sopas y sus famosos platos de cordero, siendo conocida como “la ciudad del cordero”. Éste es casi siempre acompañado por una riquísima salsa de un rehogado con cebollas, puerros, ajos y jengibres. Generalmente se hace a la parrilla, por la fuerte influencia del pueblo mongol.

Las verduras, al igual que las carnes, son más que un lujo en este lugar. La verdura más popular de esta zona es el repollo chino, cultivable inclusive en invierno. Las carnes bovinas se hicieron muy populares en Beijing, al igual que los sabores fuertes de los puerros, cebollas y ajos. En muchos platos se utilizan también hojas de cilantro, ya que es una planta característica de la región, que da un sabor agridulce con un ligero gusto a limón.

El trigo es el alimento básico en el norte, más que el arroz. Es por ello que, en esta zona, es frecuente ver platos confeccionados con ricas pastas y diversas preparaciones con harina de trigo, como panqueques, panes cocidos al vapor, tallarines y otros.

Otro plato muy popular es el puchero mongol, que se prepara como fondue, colocándose en el centro de la mesa el puchero, con caldo de verduras y fideos, y alrededor platitos con cordero preparado en filetes deliciosos y muy finitos. También es muy común guisar el cordero a fuego lento en cazuela con salsa de soja.

Un plato tradicional de la gastronomía de Beijing es el pollo asado, desmenuzado a mano, y presentado en una fuente con una salsa muy sabrosa, cuyos ingredientes son un ajo machacado, salsa de soja y caldo de pollo, logrando una consistencia espesa. Pero el plato más famoso de todo Beijing es el pato lacado, cuya elaboración dura un par de días, para que la piel del pato se separe de la carne dejando como resultado una alternancia entre lo suave y lo crujiente, fundiéndose en los más complejos sabores.

Las muy conocidas sopas pequinesas son frecuentemente preparadas con caldos llamados “chin tang”, que se realizan comúnmente con carnes, huesos de pollo, costillar de cerdo y el importantísimo jengibre, el cual le da su sabor característico.

El té verde, perfumado con flor de loto o jazmín, se utiliza frecuentemente como bebida en todas las comidas.

Beijing ha sido por siglos el sitio del Palacio Imperial y el centro intelectual y cultural de la nación. Durante las épocas imperiales había grandiosas fiestas dentro de la corte de la Ciudad Prohibida que incluyeron hasta 500 platillos, de los cuales algunos requieren hasta dos meses para su elaboración. No se puede negar que algo de la gran tradición imperial sobrevive en cada plato pekinés.


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